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jueves, 17 de octubre de 2013

Mas relatos de los Nigromantes.

Saber leer.

Un viejo nigromante tenía un libro en sus manos, en donde usaba una extraña pluma, que no soltaba, mientras deambula y su alumno cansado de esto, volteo y le dijo “¿Por qué no se sienta?” su maestro, solo respondió “No sé leer”  Su alumno se quedo boca abierto, le conocía ilustre e incluso pensaba que era un erudito, “Si no sabes leer no te pierdes de un mundo… Te pierdes de muchos”, su alumno sintió lastima por su maestro “¿Quiera que se lo lea?”, su maestro soltó una risa “No, el se puede leer solo” el libro empezó a relatar en una hermosa voz, la historia, mientas su alumno se quedo mas frustrado que aun principio.

Historia corta

Respetar los logros ajenos.


Un joven nigromante, se glorificaba por haber creado una flor, era una flor fea y sin aroma, pero él la había hecho, su maestro tranquilamente vio la florecita, que nació de una piedra, un chico del lugar le dijo “Felicidades jardinero” el joven nigromante se sintió mal y peor cuando el chico piso la flor,  el joven volteo a ver su maestro, quien solo le dijo “Ahora aprendiste sobre el error de hacer una flor”, el chico se rio, cuando su maestro agrego “Siempre hay un idiota que podría pisar tus logros”, su maestro soltó una gran sonrisa y agrego “en especial porque piso una flor de obsidiana en germinación”, el mucho soltó un grito cuando de su pie broto una enorme flor.

Historia corta.

El gigante tras el pequeño.


Un joven nigromante hacia florecer obsidiana y sonreía al ver como crecían a su voluntad, solo se daba tiempo para ver a su maestro y glorificarse “Ya le he superado y no necesito de nadie”, su maestro solo suspiro recordando viejos tiempo “Todos podemos solos cuando todo va bien” se limitaba a mostrar una leve sonrisa, pero ya su alumno cometió un grave error, cuando le grito a un soldado que parecía solitario “Venga acá y pelee contra un verdadero nigromante”.

  Cuando el soldado le vio dio grito de alarma “Un nigromante”, el joven nigromante creía que el soldado estaba asustado cuando su maestro dio un suspiro, mientras su alumno hiso crecer la obsidiana, pero un batallón de soldados, quienes pasaron sobre las flores con sus armadoras, sin sufrir daño, el joven salió corriendo y prefiriendo comerse el orgullo o probar el filo de la espada le grito a su maestro “Lo admito yo solo no puedo, pero usted si, mi sabio maestro”, su maestro grito “Yo tampoco puedo solo”.
 El batallón salto sobre el joven, al saber que no era un solo nigromante, esperaban el surgimiento del maestro, su maestro salió entre los arbustos y con gran paciencia “caballeros, solo es un muchacho y todos a los 12 años cometimos sus errores, de siempre ir a pegarle al solitario del grupo y como a la gran mayoría siempre nos pasaba, salían sus amigos y nos pateaban el trasero”

Los soldados vieron que solo eran un anciano y un joven, sin miedo sacaron sus espadas, el maestro sonrió “Ir contra el que vemos pequeño, solitario y débil, siempre es sencillo, pero la verdad es que lo que vemos nunca suele ser la verdad” puso los ojos sobre su alumno quien se sintió avergonzado, cuando salto un soldado y en pleno aire fue capturado por una mano gigante del suelo, que lo jalo a las profundidades de la tierra, los soldados retrocedieron “En especial, por que el gigante del grupo, no suele estar a la vista”, el maestro agrego mientras miraba a su alumno,  cuando surgió de la tierra el esqueleto de un mino tauro, con mucha armadura y una hacha gigante, quien sin problemas se encargo de los soldados.

Historia mediana.

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